lunes, 13 de agosto de 2007

Capítulo I: Nacer

Siempre he dicho que una nace sola.
Distinto a la muerte, el nacimiento es una de las cosas más dolorosas, vértice, sin duda, de lo que será el resto de la vida.
No soy escritora, no procuro serlo, mucho menos quiero que quienes lean esto piensen que soy una figura romántica quejona. Mis palabras son el cúmulo desbordado que hace tanto me hacía falta soltar.
Regreso al nacimiento.
Mami me contó que cuando estaba pariendo, fuera de su voluntad le salió un rastro de mierda. Ella se vino a dar cuenta cuando la estaban limpiando. Me dice luego mi padre que no dejaba de maldecirme hasta dentro de sus entrañas, que inclusive, le maldijo a él una y otra vez el haberse venido adentro. Ya era muy tarde para ese tipo de reproches. Mis amigos insisten que este tipo de historias no se les hacen a una niña de 10 años, pero la verdad no entiendo cuál es el problema, fue lo que pasó. Hasta cierto punto agradezco esa sinceridad, aunque quizás por otra parte me hubiera gustado tener una imagen más angelical de mi nacimiento.
Luego cuando se dio cuenta de que no era varón (como ella quería), se sumergió en el más profundo de los llantos. Dice mi padre que no me quiso ver hasta después de una semana, cuando me iban a registrar nombre; mi madre me miró a los ojos, miró a mi padre y luego comenzó a vomitar. Mi padre decidió ponerme como mi abuela, Alondra. No me puso segundo nombre por eso de ser económico, yo digo que fue falta de creatividad. Mami vino a salir del hospital bien tarde. Estuvo casi todo un mes bien deprimida y “enpepá” en Xanax y cuanta mierda encontraba. Mi padre mil veces trató de hacer las paces entre ella y yo. Un día, luego de dejarme al lado de su camilla por cinco minutos, la encontró tratando de tirarme por la ventana. A estas alturas se excusa diciendo que estaba cansada de escucharme llorar, yo la entiendo completamente. Siempre le pregunté porqué no me abortó, me dijo que tenía miedo, que ya había tenido un aborto. Nunca me lactó, le daba asco.

4 comentarios:

Samuel Medina dijo...

Me atrajo mucho cómo interpretaste tu relato de "nacer". Bien crudo, pero preciso. El final funciona perfectamente como si fuera para un cuento.

Perdón por haberte robado el nombre para tu blog. Parece que tú también, muy bien, te lo merecías.

Y sí, estudio en la iupi.

Saludos.

Alondra Girondo dijo...

sabía que reconocía tu carita de alguna parte. te gustó? tengo muchas cosas todavía por decir, estoy tratando de alejarme de los tapujos prejuiciosos que tengo hacía mí misma. orita pongo otra parte. gracias, carita!
AlóN*

Astrid J. Lugo dijo...

¡Que fuerte! Estoy de acuerdo, el final está perfecto. Quizás hubiera alargado un poco más, pero así esta más que bien.
-AJL

Sara Montenegro dijo...

Fíjate que me caías bien, pero pensándolo mejor, yo creo que la charrita aquí eres tú con tus churritas. Mira eso, hasta rima. De ahora en adelante te llamaré "Churrita la Charrita".